jueves, 2 de agosto de 2007

Anoche tuve un sueño y soñé que volvías. Lo más raro de todo no fue soñar con que volvías, sino soñar con cosas que por mucho tiempo creí olvidadas. Cosas que no me acuerdo cuando estoy despierta, cosas que aparentemente están enterradas en algún rincón del subconsciente y que afloraron y me descolocaron. El sonido de tu voz. Por más que trato de evocarlo ahora, sentada acá, no puedo, y sin embargo lo soñé como si nunca se hubiera ido. Tus juegos, me había olvidado de tus juegos. Me había olvidado de la textura de tu cara, del número de pelos que tenías en tu cabeza, de ese mechón de adelante que siempre se levantaba, de tu risa, de tu panza. Creí por un tiempo haberme olvidado de todo pero era mentira. Está todo ahí como si nunca me hubieras dejado. Me cuesta existir sin vos, porque soy parte de vos, estoy hecha de vos (en parte). ¿Cómo hace para “ser” una parte de algo, cuando ese algo ya no existe? Me sacaron la base y ahora floto.
Cuando me despertaron me puse a llorar.

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